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Entrevista al Dr. Francisco Brieva, presidente de Conicyt

⊛ 3 de Feb del 2015 ☉ Actividades o eventos Artículos de prensa ⎙ Print

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El Dr. Francisco Brieva, presidente de la Comisión Nacional de Investigación Científica y Tecnológica (Conicyt), estuvo de paso por Punta Arenas y visitó el INACH antes de viajar a la Antártica y conocer de primera mano la investigación que el país realiza en distintos sectores de la península Antártica y las islas Shetland del Sur. Brieva es ingeniero civil eléctrico y doctor en Física y comparte aquí su visión preliminar sobre la investigación antártica y los desafíos y oportunidades de Chile en materia científica-tecnológica.

Luego de estos meses como presidente de Conicyt, ¿qué visión tiene de la ciencia chilena?

Francisco Brieva (FB): Quiero definir que yo provengo de un sector universitario y, por lo tanto, mi visión era la visión del usuario de la ciencia del país y de un sector que era exitoso como grupo pequeño en hacer ciencia. Daba la impresión, desde ese mundo, de que todo andaba fantástico y que habían muchos recursos. Esa es probablemente una de las impresiones fuertes cuando uno asume la responsabilidad no de un grupo sino de la mirada país. Yo siento algo de angustia, porque mi impresión hoy día es que nuestro nivel de inversión, nuestra apuesta para construir una sociedad basada en el conocimiento está siendo pequeña y está llegando tarde, y eso es grave, porque si uno no revierte la cantidad, la fuerza de la convicción con que empuja el desarrollo de la ciencia y la tecnología, de la innovación para convertir nuestro país de un exportador o generador o manejador de materias primas a una sociedad basada en otros talentos, si no logra dar ese paso en tiempo prudente, la evolución relativa a grandes sociedades del mundo se vuelve complicada para un país como Chile.

Ese cambio, cuando uno mira el total, es llamativo por un lado, llama la atención, y genera la preocupación. Preocupación que no es solo mía. Siento que hoy día es una preocupación compartida por el gobierno del país y por varios actores sociales del sistema, de la clase política. Hay muchas personas que están despertando frente a esta realidad.

El lunes pasado la Presidenta de la República Michelle Bachelet nos convocó a un grupo amplio de personas, de distintos rangos, de distintos intereses, para que hiciéramos una proposición y ver los mecanismos de cómo vamos a avanzar.

¿Qué visión tiene de la ciencia antártica?

FB: Probablemente este sea mi primer encuentro con la ciencia antártica. Antes marginalmente sabía al respecto. Mi vida académica transcurrió en el Departamento de Física de la Universidad de Chile y ahí hubo un académico que durante muchos años mantuvo actividad en la Antártica, que era la medición de rayos cósmicos. Me refiero al profesor Enrique Cordaro y a través de él uno escuchaba de estos científicos pioneros que trataron de poner algún equipamiento, de capturar alguna información que tuviera un sentido científico. Pero era un cuento, un cuento más bien lejano porque era la experiencia de otro. Vecino al lugar donde yo trabajaba estaba el Departamento de Geología; ahí trabajaba otro gran amigo que es Francisco Hervé. Entonces, uno escuchó estas historias de la Antártica. El actual decano de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas es un meteorólogo, Patricio Aceituno, quien me contaba que hace cuarenta años él vino a la Antártica. Las condiciones eran distintas, eran duras. Yo vengo de un entorno donde la inquietud siempre estuvo, en la Universidad de Chile. Era este continente lejano, misterioso, atrayente, pero nunca la experiencia de estar en terreno.

De ese entonces a la riqueza de actividad que muy superficialmente ya observo, se ha avanzado enormemente.

¿Cuáles son sus expectativas en relación a este viaje?

FB: Las expectativas, por supuesto, son siempre enormes. Uno, porque hace realidad un mundo que se ha imaginado; una oportunidad de este tipo nadie razonable puede perderla. Pero no tiene que ver solo con ser observador, tiene que ver con dimensionar, con palpar el tamaño de las apuestas a las cuales este país puede avanzar.

A mí no me gusta hablar de regionalización, no me gusta el concepto de centralización. Siempre lo veo como el debate de unos contra otros, donde unos ganan. Es una mala manera de relacionarnos dentro de una sociedad. A mí me gusta entender el país como un espacio que nos tocó y que está lleno de oportunidades. Nuestro deber es saber dónde están esas oportunidades, dimensionarlas, calibrar su valer y apuntar hacia su desarrollo.

Cuando se piensa territorialmente, la idea del centro desaparece, porque el centro no tiene privilegio territorial, el centro solo significa que mucha gente se juntó en un lugar; las razones son miles, son historias, son circunstancias… Si uno piensa en regiones y su valer, los intereses que debiera motivar para justamente hacer desarrollar más a una sociedad, el conocer se vuelve la herramienta principal. El conocimiento es fuerza y nuestros países tienen que tomarlo como base de sus opciones futuras.

Exportar cobre termina siendo algo demasiado simple, no gana un país solo exportando. Es esa sensibilidad por sus oportunidades. Uno las puede llamar “laboratorios naturales”, puede tomar distintas formas, pero la naturaleza no basta y ahí hay que ser bien cuidadoso. Yo siento que a veces es un concepto del cual se abusa un poquito y sirve con mucha facilidad para deslindar las verdaderas responsabilidades. Porque la naturaleza va a estar ahí, los cielos van a estar, han estado, la Antártica va a seguir estando, la Patagonia va a seguir evolucionando a través de los miles de millones de años, pero es la capacidad (y esto no es naturaleza) de pensar en las oportunidades que la naturaleza ofrece, donde está la diferencia.

O sea, laboratorio natural per se, sí, bien, está, pero no tiene sentido si vienen otros países y desarrollan el conocimiento al cual nosotros observamos o marginalmente participamos. Es la capacidad de ser centro de lo que se crea usando esa naturaleza, que ha resultado en muchos sentidos bien generosa; por lo menos, nos invita a hacernos preguntas muy espectaculares, no solo para nosotros, sino para el desarrollo de la humanidad. Ese es el nudo del problema. Esa es mi apuesta: empujar en esa dirección.

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El Dr. Francisco Brieva acompañado por Jimena Sardiña, directora (s) de INACH, y Rodrigo López, Jefe (s) del Departamento Científico de este instituto.

Departamento de Comunicaciones y Educación
Instituto Antártico Chileno.