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Presencia chilena en la Antártica

⊛ 31 de May del 2010 ☉ Divulgación y educación ECA ⎙ Print


 
Una vez terminada la Segunda Guerra Mundial, la Armada de Chile comenzó un proceso de renovación de unidades (buques) sobre la base de excedentes de guerra. El 4 de noviembre de 1946 asumió la Presidencia de la República don Gabriel González Videla, consolidando un nuevo gobierno, lo que permitió que el Estado y las instituciones nacionales se concentraran en hacer efectiva la declaración del sector chileno en la Antártica, la que fue materializada en el Decreto Supremo N° 1747 del 6 de noviembre de 1940, mientras el mundo estaba en plena guerra.

La idea de una expedición a la Antártica, que diera por resultado el establecimiento de una estación o base en ese continente, se venía estudiando en el Ministerio de Relaciones Exteriores y en la Armada de Chile desde hacía algún tiempo.

La llegada de nuevas unidades navales y la energía del nuevo y joven presidente fueron los factores que decantaron estas ideas hasta hacerlas fructificar. No se podía esperar más, ya que otros países, con menos derechos a estas tierras y aguas, habían inciado actividades en ese continente o estaban en vías de hacerlo. Fue así que en los primeros días de 1947 zarpó desde el puerto de Valparaíso la flotilla antártica, compuesta por dos navíos: la fragata ‘Iquique’ y el transporte ‘Angamos’. Tenían misión de transportar al personal y los materiales necesarios y levantar la base en el sitio en que el jefe de la expedición, el Comodoro Federico Guesalaga Toro, estimara más adecuado.

Luego de visitar varios lugares, se eligió uno bastante protegido y de fácil acceso donde se procedió a construir la base. Así, el 6 de febrero de 1947 se inauguró la primera base chilena en el Territorio Chileno Antártico, la base ‘Soberanía’ (hoy base ‘Arturo Prat’), en la isla Greenwich (archipiélago de las Shetland del Sur), dejando en ella una dotación de seis marinos, que permanecieron en el lugar durante un año.

(Modificado del artículo ‘Se gesta la Primera Expedición 1946/47’, por C. Tromben C., Bol. Antárt. Chileno 16 (1): 2-4, 1997).

Bases Chilenas

Luego de la construcción de la primera base chilena en 1947, diferentes instituciones decidieron acrecentar la presencia de Chile en la Antártica. Es así que hoy el país mantiene bases y refugios en diferentes lugares de su territorio antártico. Estas pertenecen a la Armada de Chile, el Ejército de Chile, la Fuerza Aérea de Chile y al Instituto Antártico Chileno. Algunas de ellas funcionan a lo largo del año, mientras que la gran mayoría operan solamente en la época de verano.

Base Prat
Vista actual de la base Prat de la Armada de Chile.

Base Frei
Base Frei perteneciente a la Fuerza Aérea de Chile en bahía Fildes.

Base O´Higgins
Base O´Higgins, del Ejército de Chile.

Base GGV
Base Presidente Gabriel González Videla, de la Fuerza Aérea de Chile.

Desarrollo científico

Durante la realización de la Primera Expedición Chilena a la Antártica, entre enero y marzo de 1947, varios hombres de ciencia chilenos tuvieron la posibilidad de visitar el continente y recabar información en las áreas de trabajo de cada uno de ellos. El profesor Carlos Oliver, de la Universidad de Concepción, estuvo a cargo del estudio geológico, cuyo objetivo fue apoyar la teoría que señala que las montañas antárticas corresponden a una continuación de nuestra Cordillera de los Andes, denominándose por tanto Antartandes.

El geógrafo Eusebio Flores, además de dedicarse a obtener antecedentes de carácter geográfico en la Antártica, también recolectó muestras de rocas y datos sobre la flora y fauna terrestre y marina, junto a datos meteorológicos en los sectores visitados.

Los doctores Parmenio Yáñez y Juan Lengerich, de la Universidad de Chile, junto a los técnicos Pedro Brandt y Carlos Kabohl, investigaron las condiciones en que se desarrolla la vida marina en los lugares visitados, recolectando muestras para luego analizarlas en la Estación de Biología Marina de la Universidad de Chile, en Montemar, investigando además las posibilidades pesqueras de la región.

Algunos de los que participaron en la Primera Expedición Chilena a la Antártica. De izquierda a derecha: Oscar Pinochet de la Barra, Francisco Coloane, Guillermo Mann y Louis Robin.

El doctor Guillermo Mann, del Departamento de Parasitología de la Dirección General de Sanidad del Ministerio de Agricultura, realizó estudios sobre varias especies de la fauna antártica, estudiando además los parásitos de algunos vertebrados antárticos y su eventual relación con los humanos. Toda la información y material que recolectó sirvió de base para que escribiera el libro ‘Biología de la Antártica Sudamericana’, uno de los primeros trabajos en castellano que ofrece una síntesis de la dinámica ecológica en ese continente.

El naturalista de nacionalidad francesa, Guy Robin, invitado especial a esta expedición, fijó su atención en la fauna antártica, recolectando especímenes para estudios ulteriores.

El profesor Humberto Barrera, director de la Escuela de Geología de la Universidad de Chile, efectuó observaciones sobre las características glaciológicas, ubicando zonas de glaciares en las Shetland del Sur y en la Tierra de O’Higgins. Llevó un registro completo de de temperaturas, vientos, nubosidad, precipitaciones y humedad relativa, incluyendo, además, observaciones sobre el magnetismo terrestre, determinando su componente horizontal y la inclinación magnética de la Tierra en los puertos Soberanía, Lockroy, Melchior, isla Decepción y bahía Margarita.

Todos estos hombres marcaron la senda para el desarrollo de las diferentes actividades científicas en el Territorio Chileno Antártico, además de ser el incentivo para los demás investigadores que han trabajado tras ellos en este continente.

(Modificado del artículo ‘Los que abrieron el camino a la ciencia antártica’, Boletín Antártico Chileno 16 (1): 9, 1997. Fotografías publicadas en el libro ‘Base Soberanía y otros recuerdos antárticos’, de O. Pinochet de la Barra)