Desde hace 250 y hasta hace 23 millones de años, el continente antártico tuvo temperaturas tan altas que permitieron la llegada, diversificación y expansión de especies vegetales que han dejado huellas en otras partes del mundo.
La unión de Sudamérica y Antártica

Antes de la separación final de Sudamérica y el enfriamiento producido por la formación de la corriente circumpolar antártica, el clima austral era mucho más cálido, lo que generó las condiciones para el desarrollo de especies arbóreas. Algunas de ellas pertenecían al género Nothofagus, otras son araucarias, equisetos y también existían helechos como los del género Lophosoria que crecen como árboles y son muy frondosos. En definitiva, constituían un bosque denso y tupido, de similares características a la selva valdiviana, por el que deambulaban dinosaurios de todos los tamaños y que servía de resguardo para las primeras aves, insectos y a los pequeños mamíferos del Cretácico.
Diversas expediciones científicas, muchas de ellas organizadas por el INACH, han encontrado, en distintos sectores del continente, fósiles con impresiones de hojas, troncos y granos de polen de estos antiguos árboles.
La evidencia muestra que en la península Antártica y en las islas cercanas existieron especies vegetales exclusivas, similares a las que podemos encontrar actualmente en zonas tan alejadas como la Patagonia, Nueva Caledonia, Australia y Nueva Zelandia. Varias de las especies de árboles emparentadas hoy con araucarias, arrayanes, mañíos, robles y raulíes cubrían vastas regiones de la Península y sus restos fósiles suelen ser hallados en las islas Nelson, Rey Jorge, Seymour y James Ross.
Pero hay una paradoja, pues el estudio de los anillos de crecimiento de los troncos fósiles muestra que, aparentemente, no hay diferencias significativas en la velocidad de crecimiento de los bosques antárticos y sus parientes viviendo hoy en la selva valdiviana. El cómo enfrentaban estos árboles los largos períodos sin realizar fotosíntesis y mantenían sus tasas de crecimiento sigue siendo objeto de estudio; quizás la respuesta se encuentra oculta en su ADN.
Mientras mas se ha avanzado en la mirada multidisciplinaria al pasado, más y nuevas preguntas surgen. Distintas especialidades, como la biogeografía, la biología molecular, han aportado a la idea de que los exosistemas boscosos de Australia y Nueva Zelandia encontrarían sus rastros más antiguos en la Patagonia y la península Antártica.
Bosques del pasado
Existen parientes vivos cercanos a la paleoflora que pobló la Patagonia y la península Antártica hacia el fin de la Era de los Dinosaurios. Siguiendo estrictos lineamientos paleoecológicos sobre la composición de la flora del pasado es posible viajar en el tiempo a una época en que la Antártica era verde y poblada de vida muy diferente a la actual.

FOTO: M. LEPPE
Improntas de hojas de Nothofagus de más de 80 millones de años, halladas el año 2016 por una expedición paleontológica chilena, en la isla Nelson, Antártica.
La Antártica sirvió de corredor biológico para muchos organismos que hoy viven en regiones disjuntas. En Chile es posible encontrar parientes de este helecho, como el Dicksonia berteroana, en el archipiélago Juan Fernández, y Lophosoria quadripinnata, de amplia distribución en el sur de Chile.
1. Katalapi o costilla de vaca
Blechnum magellanicum

Origen: Nativa.
Distribución: Maule a Magallanes.
Altura: Su tronco puede llegar a medir 1,20 m de alto y un diámetro de 30 cm.
Tolerancia a la sombra: Semisombra.
Requerimientos hídricos: Suelos húmedos.
Temperatura: Puede resistir temperaturas de hasta -5 °C
Estado de conservación: Preocupación menor.

Habita en Chile y Argentina, y en nuestro país se distribuye desde la región del Maule hasta la provincia Antártica en Magallanes, donde crece en un rango altitudinal que incluye desde el nivel del mar hasta los 2.200 metros de altitud. Por lo general, se encuentra al interior de bosques nativos como elementos de sotobosque en lugares húmedos y sombríos, también en quebradas y a orillas de cursos de agua, ya que prefiere los suelos húmedos. Puede llegar a soportar temperaturas de 5 °C bajo cero.
2. Palmilla o ampe
Lophosoria quadripinnata

Origen: Nativa.
Distribución: Maule a Aysén y en la isla de Juan Fernández.
Altura: Alcanza hasta 2 m de alto, sus hojas pueden alcanzar 3 m de longitud.
Tolerancia a la sombra: Semisombra, sombra.
Requerimientos hídricos: Necesita suelos húmedos de pH ácido.
Temperatura: 3 °C como temperatura mínima.
Estado de conservación: Casi amenazada.

Es una planta nativa de tamaño mediano, emparentada con los helechos arborescentes y con un grueso rizoma, muy tupido. Su distribución va desde México a Cuba por el norte, a Chile y Argentina por el sur. En nuestro país se puede encontrar desde el Maule a Aysén y también en la isla de Juan Fernández. Su desarrollo exige una considerable humedad, dentro del bosque sombrío y se encuentra asociada a otras plantas higrófitas. Es especialmente abundante en las regiones boscosas del sur de Chile.
3. Araucaria o pehuén
Araucaria araucana

Origen: Nativa.
Distribución: Región del Biobío a Los Lagos.
Altura: Hasta 50 metros.
Tolerancia a la sombra: Requiere sombra.
Requerimientos hídricos: Suelos húmedos pero bien drenados.
Temperatura: No menores a 0 °C ni superior a 28° C.
Estado de conservación: Vulnerable.

Es una especie endémica y exclusiva de los bosques subantárticos de características lluvioso-templadas de Sudamérica. En Chile, se encuentra en la cordillera de los Andes y en la cordillera de Nahuelbuta, desde la región del Biobío hasta la región de los Lagos. Es un árbol siempreverde, capaz de crecer hasta cincuenta metros de altura, posee un tronco cilíndrico y muy recto, de hasta dos metros de diámetro. Crece en lugares que reciben una abundante precipitación de nieve en invierno, pero en general no son excesivamente húmedos y la temperatura es normalmente baja de acuerdo a las altitudes
donde crece.
4. Araucaria excelsa o pino de Norfolk
Araucaria heterophylla

Origen: : Isla Norfolk (Australia).
Distribución: Región de Atacama a Biobío.
Altura: Hasta 70 metros de alto. En Chile se puede encontrar de 30 metros.
Tolerancia a la sombra: Requiere luz moderada.
Requerimientos hídricos: Moderado.
Temperatura: No menores a 5 °C y no superiores a 25 °C.
Estado de conservación: Vulnerable.

Es una conífera de la familia de las Araucariaceae, procedente de la isla de Norfolk (Australia). Es un árbol siempreverde, de copa piramidal y gran altura, pudiendo llegar en su estado natural hasta los 70 metros de altura, aunque su crecimiento es lento. Su corteza es rugosa y se exfolia en escamas finas, de color gris amarronado. Las ramas son muy abiertas, casi horizontales o levemente oblicuas, y están dispuestas de forma simétrica en verticilos en torno al tronco, formando pisos, característica por la que este árbol también recibe el nombre de “pino de pisos”, aunque no se trate de un pino.
5. Limpiaplata, Hierba del platero o cola de caballo
Equisetum bogotense

Origen: Nativa.
Distribución: Desde las regiones de Arica y Parinacota a Aysén.
Altura: 30 a 60 centímetros.
Tolerancia a la sombra: Requiere luz o sombra ligera.
Requerimientos hídricos: No soporta la resequedad en los suelos por lo que estos deben estar siempre húmedos, pero bien
drenados.
Temperatura: Temperaturas menores a -3 °C y mayores a 30 °C pueden ser dañinas.
Estado de conservación: Preocupación menor.

Es una planta siempreverde de aspecto delicado con tallos delgados, articulados, con anillos de hojas marrones, áspera al tacto y sus cenizas se utilizaban para pulir objetos de plata, de ahí deriva su denominación común. En medicina popular, se utiliza como diurética, astringente y para el tratamiento de cálculos vesiculares y renales. Se distribuye desde América Central a Sudamérica (Perú, Bolivia, Argentina y Chile), en nuestro país se puede encontrar desde Arica a Aysén en terrenos baldíos, arcillosos, arenosos y húmedos.
6. Cola de caballo
Equisetum giganteum

Origen: Nativa.
Distribución: En Chile en las regiones de Arica y Parinacota hasta Biobío
Altura: Entre 2 a 5 metros de altura.
Tolerancia a la sombra: Requerimientos altos de luz, semisombra donde reciba más luz que sombra.
Requerimientos hídricos: Moderado.
Temperatura: Soporta heladas de -7 °C, pero no altas temperaturas.
Estado de conservación: Preocupación menor.

Es una de las sobrevivientes de los arcaicos equisetos de los que apenas se registran unas quince especies en el mundo; estas por su gran tamaño (pueden llegar a medir dos a cinco metros y un diámetro de hasta cinco centímetros) pueden evocar un ambiente prehistórico. Es nativa de Sudamérica y América Central desde el sur de México, este de Brasil, Argentina, hasta el centro sur de Chile. Sus comunidades pueden encontrarse en ambientes acuáticos y terrestres, cerca de ríos y arroyos.
7. Palma chilena
Jubaea chilensis

Origen: Nativa.
Distribución: Desde Coquimbo a la región del Maule.
Altura: Hasta 30 metros de alto.
Tolerancia a la sombra: Requerimientos altos de luz, pero soporta en semi-sombra.
Requerimientos hídricos: Humedad moderada, pero requiere buen drenaje de suelo.
Temperatura: Puede tolerar temperaturas de -18 °C y hasta 40°C.
Estado de conservación: Vulnerable

Es una planta endémica de Chile y que puede crecer hasta 30 metros de alto. Se distribuye desde el sur del río Limarí en la región de Coquimbo hasta los alrededores de Curicó en la región del Maule. Estas palmeras poseen una propiedad específica en su sistema radicular: algunas de sus raíces salen en busca de agua hasta 20 metros o más, pudiendo resistir fuertes
sequías en su edad adulta, convirtiéndola en una de las especies de palmeras más resistentes del mundo y uno de los mejores especímenes de este proyecto, porque puede permanecer en ambos extremos de temperaturas.
8. Mañío de hojas punzantes o Mañío macho
Podocarpus nubigenus

Origen: Nativa.
Distribución: Araucanía a Magallanes.
Altura: Hasta 25 metros.
Tolerancia a la sombra: Intermedia, requerimiento de luminosidad con una filtración del 40% – 80%.
Requerimientos hídricos: Requiere suelos húmedos, pero bien drenados, humedad similar a la del bosque valdiviano.
Temperatura: Puede resistir a heladas, soporta temperaturas entre -29 °C a 31,3 °C.
Estado de conservación: Casi amenazado.

Es una especie nativa y endémica de los bosques del sur de Chile y los territorios adyacentes del suroeste de Argentina. Es un árbol de tamaño medio a grande, de rápido crecimiento y cuya altura puede alcanzar los 20-25 metros, excepcionalmente los 35 metros. Se distribuye desde la provincia de Cautín (región de la Araucanía) a la provincia de Última Esperanza principalmente en terrenos húmedos y pantanosos. Puede resistir bajas temperaturas, heladas y vientos fuertes.
9. Tineo, tenio o palo santo
Weinmannia trichosperma

Origen: Nativa.
Distribución: Desde Maule a Magallanes.
Altura: Hasta 40 metros.
Tolerancia a la sombra: Moderada, con filtración del 40% – 80%.
Requerimientos hídricos: Resiste humedades altas.
Temperatura: Soporta temperaturas entre -8 °C a 30 °C.
Estado de conservación: Preocupación menor.

Es una especie siempreverde, de follaje tenue y copa rala que puede llegar a medir hasta 40 metros de alto. Este árbol nativo se encuentra en los bosques cordilleranos desde la
provincia de Talca en la Región de Maule hasta Magallanes (provincia de Última Esperanza) y también habita en el sur de Argentina; en sectores húmedos y pantanosos del bosque, en quebradas y de preferencia cerca de cursos de agua. Es un árbol de lento crecimiento, pero de una longevidad muy alta, documentándose ejemplares con edades por sobre los 700 años.
10. Coihue o coigüe de Magallanes
Nothofagus betuloides

Origen: Nativa.
Distribución: Región de Los Ríos a Magallanes.
Altura: Hasta los 25 metros.
Tolerancia a la sombra: Semisombra.
Requerimientos hídricos: Suelos de alta humedad.
Temperatura: Tolera temperaturas bajo los -20 °C.
Estado de conservación: Preocupación menor.

Árbol siempreverde, frondoso, de tronco recto, copa angosta o redondeada y ramificación de forma estratificada, que puede llegar a crecer hasta 25 metros de altura. Es una especie abundante que predomina en los bosques siempreverdes de Magallanes, donde resiste las rigurosas condiciones climáticas de esa zona. Está presente en varias áreas protegidas de la zona sur-austral: parques nacionales Puyehue, Chiloé, Laguna San Rafael, Torres del Paine y en cabo de Hornos.
¿Sabías qué…?
Las embarcaciones de los pueblos canoeros Kawésqar y Yagán estaban fabricadas a partir de la corteza de esta especie. Los Selknam utilizaban su madera para elaborar arpones y antorchas de caza.
11. Lenga
Nothofagus pumilio

Origen: Nativa.
Distribución: Maule a Magallanes.
Altura: Hasta los 30 metros.
Tolerancia a la sombra: Media.
Requerimientos hídricos: Se adapta a la humedad alta.
Temperatura: Tolera bajas temperaturas de hasta -18°C
Estado de conservación: Preocupación menor.

Es una especie representativa del bosque andino patagónico del sur de Argentina y de Chile. En nuestro país crece desde la provincia de Talca hasta cabo de Hornos en Magallanes, desde el nivel del mar hasta los 2.000 metros de altitud. Se le puede encontrar en la cordillera de los Andes, también en la zona andina y límite oriental de la estepa patagónica en Argentina. Se adapta a ambientes rigurosos con abundantes precipitaciones, bajas temperaturas y suelos pobres.

Extraído de la Enciclopedia visual de la antártica,
para más información consultar el siguiente enlace: