Paolo Laj es director del Laboratorio de Glaciología y Geofísica del Medioambiente (LGGE), creado en 1958, bajo la tutela del Centro Nacional de Investigación Científica de Francia (CNRS) y de la Universidad Joseph Fourier (Grenoble). Sus temas personales de investigación se han centrado en los aerosoles atmosféricos y la observación de la composición atmosférica. En tanto, la investigación del LGGE se centra en:
• Evolución pasada y presente de la composición de la atmósfera y estudio de la retroalimentación entre la química atmosférica y el clima;
• Las regiones polares y su pasado, presente y futuro impacto en el sistema climático;
• Vulnerabilidad de los glaciares y de la capa de nieve en zonas de montaña bajo el cambio climático y sus impactos sobre los recursos hídricos;
• Procesos oceánicos y sus efectos sobre el sistema climático, en particular a través de las interacciones océano-atmósfera-hielo.
Laj participó en el taller «The future of Antarctic research, collaboration possibilities and funding opportunities», organizado por la Comisión Nacional de Investigación Científica y Tecnológica (Conicyt) y el Instituto Antártico Chileno (INACH).
Hemos tenido dos días de intensa discusión en este taller, ¿cuál es su impresión al respecto?
Paolo Laj (PL): Han sido dos días interesantes. Estoy impresionado con toda la actividad de los científicos chilenos en la Antártica. De algún modo, ustedes son un país vecino a la península Antártica y me he podido dar cuenta de que tienen una expertise al respecto.
¿Cuáles serían los puntos fuertes y débiles del Programa Antártico Chileno?
PL: Diría que los capitales de Chile en ciencia antártica son tres. Primero, la geografía, vuestro acceso a la península Antártica. En segundo lugar, tienen la logística, tienen varias bases; no hay muchos países en el mundo que puedan operar tantas bases en esta área; es muy complicado trabajar en la Antártica. Luego, por lo que he visto, tienen grupos realmente buenos, hemos visto las estadísticas de las publicaciones y cuán eficientes son los científicos chilenos para publicar. Pienso, entonces, que hay una expertise que ya está presente.
Uno de los puntos débiles, tal vez, sea asegurarse de que el dinero, en el largo plazo, esté bien distribuido, en el sentido de que haya cantidad y haya calidad. Pienso que Chile debe fomentar más calidad en vez de cantidad. Esa parece ser la situación hoy. Chile debería mantener esta estrategia.
En segundo lugar, hay un programa muy fuerte, con expertise en biología, en el conocimiento de los ecosistemas, y quizás algunos de los campos no están tan desarrollados de acuerdo a su importancia, importancia para Chile mismo. El cambio climático en la Antártica tendrá un impacto en el clima de la Patagonia. Las cosas no están separadas, hay un vínculo entre el clima del sur de Chile y el clima de la Antártica. Entonces, pienso que hay otros temas que podrían ser desarrollados.
¿Vio posibilidades de cooperación entre Francia y Chile?
PL: Sí, definitivamente. Ya hubo alguna colaboración en el campo de la glaciología. Hubo colaboración en la Patagonia para extraer un testigo de hielo mostrando resultados muy interesantes y fue un programa chileno-francés. Para Francia, colaborar con Chile es interesante por dos razones principales.
La primera es que el punto fuerte de Chile es su acceso a una parte del mundo que está cambiando rápidamente (la península Antártica) y los científicos franceses están interesados en ir allí y trabajar allí. Entonces, la colaboración con Chile es también una forma de tener acceso a una parte del mundo a la que es muy difícil llegar.
La segunda razón, que en mi opinión es más importante, es que ustedes tienen a las personas. Hay una dinámica muy fuerte en Chile para trabajar en la Antártica. Entonces, el hecho de que hay gente con el background adecuado y que están motivados, es algo que deberíamos aprovechar, desde el punto de vista de Francia. Es decir, Francia obtendrá algo con una colaboración más fuerte con Chile.
Paolo Laj es director del Laboratorio de Glaciología y Geofísica del Medioambiente (LGGE), creado en 1958, bajo la tutela del Centro Nacional de Investigación Científica de Francia (CNRS) y de la Universidad Joseph Fourier (Grenoble). Sus temas personales de investigación se han centrado en los aerosoles atmosféricos y la observación de la composición atmosférica. En tanto, la investigación del LGGE se centra en:
• Evolución pasada y presente de la composición de la atmósfera y estudio de la retroalimentación entre la química atmosférica y el clima;
• Las regiones polares y su pasado, presente y futuro impacto en el sistema climático;
• Vulnerabilidad de los glaciares y de la capa de nieve en zonas de montaña bajo el cambio climático y sus impactos sobre los recursos hídricos;
• Procesos oceánicos y sus efectos sobre el sistema climático, en particular a través de las interacciones océano-atmósfera-hielo.
Laj participó en el taller «The future of Antarctic research, collaboration possibilities and funding opportunities», organizado por la Comisión Nacional de Investigación Científica y Tecnológica (Conicyt) y el Instituto Antártico Chileno (INACH).
Hemos tenido dos días de intensa discusión en este taller, ¿cuál es su impresión al respecto?
Paolo Laj (PL): Han sido dos días interesantes. Estoy impresionado con toda la actividad de los científicos chilenos en la Antártica. De algún modo, ustedes son un país vecino a la península Antártica y me he podido dar cuenta de que tienen una expertise al respecto.
¿Cuáles serían los puntos fuertes y débiles del Programa Antártico Chileno?
PL: Diría que los capitales de Chile en ciencia antártica son tres. Primero, la geografía, vuestro acceso a la península Antártica. En segundo lugar, tienen la logística, tienen varias bases; no hay muchos países en el mundo que puedan operar tantas bases en esta área; es muy complicado trabajar en la Antártica. Luego, por lo que he visto, tienen grupos realmente buenos, hemos visto las estadísticas de las publicaciones y cuán eficientes son los científicos chilenos para publicar. Pienso, entonces, que hay una expertise que ya está presente.
Uno de los puntos débiles, tal vez, sea asegurarse de que el dinero, en el largo plazo, esté bien distribuido, en el sentido de que haya cantidad y haya calidad. Pienso que Chile debe fomentar más calidad en vez de cantidad. Esa parece ser la situación hoy. Chile debería mantener esta estrategia.
En segundo lugar, hay un programa muy fuerte, con expertise en biología, en el conocimiento de los ecosistemas, y quizás algunos de los campos no están tan desarrollados de acuerdo a su importancia, importancia para Chile mismo. El cambio climático en la Antártica tendrá un impacto en el clima de la Patagonia. Las cosas no están separadas, hay un vínculo entre el clima del sur de Chile y el clima de la Antártica. Entonces, pienso que hay otros temas que podrían ser desarrollados.
¿Vio posibilidades de cooperación entre Francia y Chile?
PL: Sí, definitivamente. Ya hubo alguna colaboración en el campo de la glaciología. Hubo colaboración en la Patagonia para extraer un testigo de hielo mostrando resultados muy interesantes y fue un programa chileno-francés. Para Francia, colaborar con Chile es interesante por dos razones principales.
La primera es que el punto fuerte de Chile es su acceso a una parte del mundo que está cambiando rápidamente (la península Antártica) y los científicos franceses están interesados en ir allí y trabajar allí. Entonces, la colaboración con Chile es también una forma de tener acceso a una parte del mundo a la que es muy difícil llegar.
La segunda razón, que en mi opinión es más importante, es que ustedes tienen a las personas. Hay una dinámica muy fuerte en Chile para trabajar en la Antártica. Entonces, el hecho de que hay gente con el background adecuado y que están motivados, es algo que deberíamos aprovechar, desde el punto de vista de Francia. Es decir, Francia obtendrá algo con una colaboración más fuerte con Chile.