La flora antártica se encuentra dominada en la actualidad por criptógamas (algas, líquenes y musgos), la mayoría de las cuales sólo crecen en zonas descubiertas de hielo al norte de los 65º S.
Es probable que para muchos las plantas no sean un ícono antártico; sin embargo, los ojos de la ciencia miran a través de diversos prismas a las únicas dos plantas vasculares nativas de la Antártica: la gramínea Deschampsia antarctica y la cariofilácea Colobanthus quitensis.
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Ambas especies se hallan a lo largo de la costa oeste de la Península Antártica e islas de los archipiélagos adyacentes, con su locación más austral en la isla Alamode a 68º 42’ S. En el lado este de la península Antártica, frente al gélido mar de Weddell, las plantas vasculares sólo llegan hasta los 65º S. Se cree que ambas plantas colonizaron la Antártica durante el Holoceno, hace unos 11.000 años.
Aún no se sabe bien cómo llegaron estas plantas a la Antártica. Para el caso de Deschampsia antarctica, un modelo postula que son las últimas sobrevivientes del proceso de separación de Sudamérica y la península Antártica, comenzado hace unos 34 millones de años, data que coincide con el comienzo del congelamiento de la Antártica, mientras que otros autores postulan que colonizó la Antártica desde Sudamérica en un evento muy posterior y gracias a aves migratorias. A favor de este último modelo, juega la presencia de poblaciones nativas de Deschampsia antarctica en el sur de Sudamérica. Sea cual fuere la forma en que llegó a la Antártica, esta planta exhibe en la actualidad una serie de adaptaciones para resistir la congelación y la intensa radiación UV incrementada en las últimas décadas por el “agujero de ozono” antártico.
El medio antártico es paradójicamente seco, pues el agua dulce se encuentra en un estado físico poco amable para la vida: hielo. Para las células vegetales, cuyos protoplastos están principalmente constituidos por agua, la nucleación de cristales de hielo en su interior puede devenir en la necropsia o muerte celular, tal como ocurre con los cultivos en la zona central de Chile cuando caen las heladas. Pues bien, Deschampsia ha desarrollado mecanismos fisiológicos para evitar la formación de cristales en sus células, a través de la expresión de proteínas anticongelantes (apoplasto) y crioprotectoras (citoplasmáticas). A pesar de que hasta ahora no se les ha podido reproducir en laboratorio de forma sexual, estas plantas se encuentran expandiendo su distribución ante el nuevo escenario de cambio global, demostrando su enorme potencial colonizador.