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Sorprendente hallazgo de garrapatas en pingüinos cerca del Círculo Polar Antártico

⊛ 3 de Mar del 2011 ☉ Artículos de prensa ⎙ Print


Termina la XLVII Expedición Científica Antártica del INACH. Investigadores de la Universidad de Concepción llevan a cabo estudio que comparará la presencia de parásitos en ambos polos.

Punta Arenas, 3 de marzo de 2011.- En el sector de bahía Paraíso, cerca del Círculo Polar Antártico, se encontró una gran abundancia de garrapatas en colonias de pingüinos papúa por parte de investigadores de la Universidad de Concepción. Los científicos buscan conocer si estos parásitos están asociados a enfermedades que podrían afectar drásticamente las poblaciones de pingüinos en un escenario de cambio climático.

Este es uno de los proyectos que mayor trabajo de terreno tuvo esta temporada en el Continente Blanco, en el marco de la XLVII Expedición Científica Antártica, organizada por el Instituto Antártico Chileno (INACH), que este miércoles culminó al regresar el último grupo de científicos nacionales.

El mencionado proyecto estudia la presencia de la garrapata Ixodes uriae como transmisor de enfermedades en las colonias de pingüinos en el territorio antártico. Para cumplir con los objetivos analizaron el ambiente donde éstos viven y les tomaron muestras biológicas, con la intención de pesquisar microorganismos, tales como virus, hongos, bacterias y parásitos. Además, analizaron el plumaje en busca de ectoparásitos (organismos que viven en la superficie) como garrapatas y piojos.

El proyecto es liderado por el Dr. Daniel González Acuña, de la Facultad de Ciencias Veterinarias, de la Universidad de Concepción. A su vez, participan las universidades Upsala y Kalmar, de Suecia, el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria, de Argentina y la Universidad Andrés Bello, de Santiago.

Parásitos polares

No es la primera vez que se encuentran garrapatas y piojos en la Antártica, pero lo que ha sorprendido a los científicos ha sido la cantidad de estas colonias de parásitos. Las garrapatas han coevolucionado con los pingüinos, por lo que su presencia no es reciente y su relación con estas aves, por el momento, según comenta González, es equilibrada. Sin embargo, este equilibrio se podría romper a causa de nuevas condiciones ambientales generadas por el cambio climático.

González comenta que durante el año las muestras serán analizadas en el laboratorio, donde esperan determinar, por ejemplo, el estado de salud de los pingüinos. «Nos interesa conocer, especialmente, si la presencia de garrapatas está asociada a otro tipo de enfermedades que hayan sido transmitidas por estos parásitos y compararlas», añade.

La garrapata se alimenta de la sangre del animal que la hospeda y por esta vía puede transmitirle distintos tipos de enfermedades virales, bacterianas y protozoarias; algunas ya han sido descritas en el hemisferio norte, pero falta confirmar su presencia en la Antártica (por ejemplo, la borreliosis). «Nuestra hipótesis es que este tipo de garrapatas tendría enfermedades que podrían llegar a ser importantes en el futuro de las poblaciones de estas aves», acota González.

La investigación pretende comparar las enfermedades en las garrapatas y en los pingüinos en diferentes latitudes, y asociarlas a escenarios de cambio climático. Los microorganismos potenciales causantes de enfermedades están frecuentemente en la fauna silvestre y no se manifiestan dado que su sistema inmunológico no lo permite. Pero cuando hay cambios ambientales importantes, entre otras razones, es posible romper este equilibrio y así producir enfermedades que ponen en peligro la subsistencia de las especies. «Nos preocupa que el aumento de temperatura pueda provocar estrés en los pingüinos y un mayor desarrollo de ciertos patógenos», afirma el investigador.

Señala que encontraron bajo las piedras una gran cantidad de garrapatas. «Nos hemos sorprendido al encontrar en sus nidos miles de ácaros que a simple vista pertenecen al grupo de los oribátidos, ácaros de vida libre que aprovechan los excrementos de aves como fuente nutritiva», puntualiza. Con asombro añade que han encontrado a las colonias de parásitos en todos sus estadios, «unas recién muertas rodeadas de huevos recién puestos, otras recién mudando a ninfas o adultos, muchas recién alimentadas y repletas de sangre de pingüinos».

Este es su primer año de terreno de un total de tres. Van hacer un seguimiento a tres especies de pingüinos: papúa (Pygoscelis papua), de Adelia (Pygoscelis adeliae) y antártico (Pygoscelis antarctica). También tomarán parámetros ambientales como temperatura y humedad, en tres zonas geográficas de la península Antártica, en la bahía Paraíso, en el islote Isabel Riquelme y en la península Ardley.

El equipo liderado por González aprovechará su paso por Punta Arenas, para conocer la colonia de pingüinos magallánicos en la isla Magdalena y comparar los resultados con las colonias antárticas y las de pingüinos de Humboldt en la zona de Pan de Azúcar (Región de Atacama).

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