Juan José Dañobeitia (conocido internacionalmente como “Juanjo”) es doctor en Ciencias Físicas y profesor de investigación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas de España (CSIC). Actualmente, es el encargado de Relaciones Internacionales de la Unidad de Tecnología Marina de dicho consejo y cuenta con una dilatada experiencia en la programación, el apoyo tecnológico y logístico de los buques oceanográficos y de las bases antárticas españolas.
Dañobeitia participó recientemente en el taller «The future of Antarctic research, collaboration possibilities and funding opportunities», organizado por la Comisión Nacional de Investigación Científica y Tecnológica (Conicyt) y el Instituto Antártico Chileno (INACH), en Punta Arenas, los días 28 y 29 de noviembre.
¿Cuál es su impresión de todo lo discutido en este taller internacional aquí, en Punta Arenas?
Juanjo Dañobeitia (JD): Bueno, ha sido una impresión muy positiva. Yo creo que una de las conclusiones que podemos sacar es que Chile está haciendo un esfuerzo imponente en cuanto a la investigación antártica se refiere, liderada por las iniciativas del INACH, que demuestran un interés creciente en muchísimos ámbitos de la investigación antártica. Hay algunas lagunas, básicamente, por cuestión de infraestructura, pero también están preocupados por ello y creo que están dando los pasos correctos, a mi entender.
¿Qué lagunas serían?
JD: Creo que más en el ámbito marino, como consecuencia de no disponer de un buque oceanográfico con cierta preparación. No obstante, hemos escuchado en el propio taller que hay preparado el diseño de un barco o dos en un futuro, para hacer muestreos oceanográficos cercanos a la costa y en torno a las islas. En fin, es un paso realmente interesante.
Un tema casi omnipresente en las diversas reuniones internacionales antárticas es el de la colaboración internacional. ¿Cómo enfoca el Programa Polar Español este tema?
JD: Estoy de acuerdo, no solamente ahora, sino siempre. La Antártica es un sitio donde, más que en cualquier otro lugar, la colaboración es absolutamente fundamental. De hecho, de manera prácticamente informal o formal (en base a acuerdos bilaterales o multilaterales), hay una gran colaboración entre todos los grupos en la zona de la península Antártica.
Yo sería partidario de aumentar de una manera más importante incluso una colaboración específica en ámbitos logísticos, con lo cual seríamos más eficaces todos y ahorraríamos costes, sin duda.
¿España con qué países colabora en la Antártica?
JD: Pues, Chile, Argentina, Corea en una medida más pequeña, y el Reino Unido.
Siempre en el ámbito de la península Antártica.
JD: Sí, fundamentalmente, en un 90 %, digamos.
¿Qué oportunidades ve para aumentar la cooperación entre Chile y España?
JD: Yo hace mucho tiempo que con vuestro director del INACH, soy partidario y creo que las posibilidades son enormes, porque somos complementarios en algunos aspectos logísticos, tienen muchas bases, tienen algunas opciones de vuelo.
Nosotros tenemos buques oceanográficos y creo que ahora es el momento de dar ese paso final y colaborar no sólo a nivel logístico, que yo creo que es importante, sino incluso a nivel científico con un poco más de profundidad a nivel institucional, cosa que ya se hace a nivel individual: la colaboración entre investigadores chilenos y españoles es tremenda desde hace 25 años.
En el último tiempo, los programas antárticos han recibido presiones económicas de distinto tipo, con el alza de los combustibles, por ejemplo, y ahora a ustedes les tocó sufrir una crisis económica bastante seria. ¿Cómo afectó esta crisis al programa español?
JD: Ha afectado de una manera muy seria. No en vano esta próxima campaña nuestro buque de aprovisionamiento Las Palmas está fuera de servicio y no ha podido ser reemplazado. Y el buque polar estrella español, el Hespérides, desafortunadamente como consecuencia de esta crisis económica, esta próxima campaña no estará. Pero nos han confirmado desde la propia Secretaría de Estado que el próximo año estará casi con toda seguridad. Además, la apertura de nuestras dos bases se ha reducido considerablemente, en un 30 %, como poco.