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Teleconexiones físicas con la Antártica

⊛ 28 de Ene del 2019 ☉ Artículos sobre ciencia antártica ⎙ Print

Ricardo Jaña

 

Punta Arenas, lunes 28 de enero de 2019.- El uso del término “teleconexión” está asociado a la existencia de variaciones climáticas de baja frecuencia que se evidencian en la atmósfera y en el océano, y que presentan una correlación significativa de las variables climatológicas entre un lugar base de referencia y otros puntos del planeta ubicados a grandes distancias.

También se puede afirmar que son anomalías recurrentes y persistentes, de gran escala temporal (muchos años) y espacial (cientos y miles de kilómetros), influenciando la variabilidad de la circulación atmosférica y de la circulación oceánica. A la vez, aunque estos patrones climáticos duran desde algunas varias semanas hasta varios meses, estos pueden ser notorios por varios años consecutivos, reflejando una variabilidad interanual e interdecadal.

Las teleconexiones son, de este modo, los vínculos climáticos entre regiones separadas geográficamente, tal como ocurre con un par de ejemplos. Uno corresponde a la relación entre la Oscilación del Sur (SO) y la influencia a altas latitudes australes conocida como el patrón climático del Pacífico sudamericano (Pacific-South America, PSA). Esta genera una serie de trenes de ondas de anomalías que se extienden hacia el sudeste a través de los mares de Amundsen y Bellingshausen, cruzando la península Antártica y alcanzando el océano Atlántico suroriental.

Otro ejemplo tiene relación con las características de un sistema de anomalías atmosféricas/oceánicas climáticas acopladas que incluyen la variabilidad interanual de la presión atmosférica a nivel del mar, los campos del viento, la temperatura superficial del mar y la extensión del hielo marino. Esta se propaga alrededor del océano Austral con un flujo circumpolar hacia el este, conocido como la Onda Circumpolar Antártica (Antarctic Circumpolar Wave, ACW).

Adicionalmente, intervienen los modos anulares que representan oscilaciones (por ejemplo, relaciones fuera de fase) de patrones climáticos fluctuantes, entre los polos y las latitudes medias que los rodean. El Modo Anular del Sur u Oscilación Antártica, patrón climático que describe el desplazamiento norte-sur del cinturón de los vientos del oeste, que circulan alrededor de la Antártica. Consecuentemente, la variación en latitud de dicho cinturón de vientos del oeste afecta la intensidad y posición de los frentes fríos y de los otros sistemas de latitudes medias. Así, valores positivos de la Oscilación Antártica indican que las bajas presiones están más cerca de la Antártica, alejándolas del sur de Chile. En contrario, valores negativos implican que las bajas presiones están circulando más al norte de lo usual (más lejos de la Antártica), indicando que los períodos de semanas o meses lluviosos son más probables de suceder en el sur de nuestro país.

bahia Fildes

La literatura reciente reporta una serie de casos en que se documentan estas teleconexiones entre las zonas tropicales y extratropicales y la Antártica. Por ejemplo, el evento de fracturamiento y destrucción masiva del área de hielo fijo (hielo marino pegado a la costa) ocurrido en la bahía Lützow-Holm, cerca de la base japonesa Syowa en 2016. Este rompimiento se vincula con una alta correlación al calentamiento registrado en las aguas del Pacífico tropical debido a un evento máximo de la Oscilación del Sur en esa temporada.

De igual modo, a través de simulaciones se ha encontrado evidencia que advierte que el incremento en el número de eventos extremos de la Oscilación del Sur proyectados para el siglo XXI puede exponer el manto de hielo de la Antártica occidental a eventos de derretimiento mayores y más frecuentes.

Paralelamente, la Oscilación Antártica y el índice de Oscilación Semi Anual promueven la variación interanual del hielo marino fundamentando un cambio general en la circulación atmosférica y oceánica en el océano Austral. Así lo demuestran los cambios de largo plazo observados en la temperatura superficial del mar del Pacífico tropical occidental, Atlántico tropical y norte del océano Atlántico, que han sido vinculados al rápido calentamiento invernal alrededor de la península Antártica, mientras que los cambios de la temperatura superficial del mar en el Pacífico tropical central han sido vinculados al calentamiento de la Antártica occidental.

También se ha descrito que la fase negativa de la Oscilación del Pacífico Interdecadal se caracteriza por anomalías similares a las observadas por los cambios de la presión a nivel del mar y al esfuerzo de los vientos zonales cerca de la superficie (850 hPa) en la cercanía de la Antártica, que han conducido a la expansión de la extensión del hielo marino desde el 2000. Esto se verifica particularmente en la región del mar de Ross en todas las estaciones, involucrando además la intensificación del centro de bajas presiones de Amundsen.

Por otra parte, simulaciones de baja resolución de un modelo acoplado de atmósfera-océano muestran una oscilación multidecadal natural y altamente regular, entre períodos convectivos y no convectivos de océano-abierto en el océano Austral. La fuerza y escala global de las teleconexiones observadas sugieren un rol muy importante del océano Austral en la dinámica del clima global sobre las escalas de tiempo interanual y multidecadal.

Debido al interés creciente en dilucidar los mecanismos e impactos asociados a los diferentes modos de variabilidad climática antártica y su interacción con otros fenómenos climáticos tropicales, se han reforzado las actividades del Programa de Investigación Científica del SCAR “Cambio Climático en el Siglo XXI (AntClim21)”, creándose en agosto de 2016 el Grupo de Acción del SCAR Tropical Antarctic Teleconnections (TATE).

Dr. Ricardo Jaña, glaciólogo del INACH.